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Dios como arquetipo de alfarero – figulus

28 May, 2013

Se lo he escuchado a mi tío Máximo, el último alfarero anciano de Tajueco, muchas veces, y aquí lo transcribo:

“Oficio noble y bizarro,
 es de todos el primero,
pues en el arte del barro,
fue Dios el primer alfarero
y el hombre el primer cacharro”.

Y en otros lados, otra versión dice así:

Oficio noble y bizarro,
de entre todos el primero,
pues, siendo el hombre de barro,
Dios fue el primer alfarero
y el hombre el primer cacharro.

Máximo ALmazán, alfarero de Tajueco

Máximo ALmazán, alfarero de Tajueco

Las analogías simbólicas en las que el ser humano es un objeto de arcilla modelado por la divinidad son universales (véase mi entrada: Poemas alfareros vedantinos) y recientemente hablé de ello en el II Simposio Internacional Ibn Arabi de Murcia al referirme al simbolismo sufi de la Palmera de San Baudelio puesto que en el imaginario islámico palmera y Adán están hechas con el mismo barro cosmogónico.

La idea de Dios como artífice la expresó Platón en su Timeo y tuvo una gran acogida en la Edad Media. Asimismo la figura de Proteo como figulus (alfarero) está presente en los mitos griegos. Y los estoicos meditaron sobre el carácter demiúrgico-cosmogónico del figulus a finales del siglo II. Asimismo, mucho antes, en pueblos diversos -como nuestros celtíberos- las urnas  cerámicas acogían los huesos quemados funerarios (¡por algo sería!).

En la Biblia, a su vez, como figulus– alfarero aparece Dios en el Génesis (II, 7) y también insinuado en Isaías (XXIX, 16). Y en la Patrística no es raro encontrarse la similitud analógica de Dios Creador como figulus (a Tertuliano le sedujo muy especialmente). San Jerónimo (al que se le cita en el Cántico de las Ánimas de Tajueco) trasfirió el símil a Jesús al considerar a Cristo como alfarero-figulus de la humanidad («figulus noster est Christus»).

La siguiente fase en la cristianización del tema tiene el siguiente esquema expositivo, según Marcos Mayer: «El hombre, obra cerámica, esta contaminada por los pecados de Adan y se ha roto por no estar cocido por el Espíritu Igneo en el horno de la Iglesia, pero si una vez roto es humedecido en el agua del bautismo y de allí pasa, ya distinta, el·alma del hombre a la rueda del Evangelio que la modela con sus enseñanzas, una vez cocida por el calor del Espíritu Santo se vuelve adecuada a la recepción de la gracia».

En Tajueco este imaginario demiúrgico artesanal alfarero de Dios adquieren un significado especial por ser un pueblo alfarero con raíces ancladas en la Edad Media, aunque la referencia documental más antigua que he encontrado es de 1518. Y, en mi caso, como hijo y nieto y biznieto…. de alfareros, tienen asimismo una especial acogida en mi alma.

2 comentarios leave one →
  1. 13 junio, 2013 11:50 am

    Es un honor (y una pena) que Tajueco sea el último reducto de este oficio en la provincia, que contaba con muchos focos hace solo un siglo. Deza tenía un barrio entero de alfareros, Quintana Redonda con sus cántaros negros; tambien he oido que había muchos talleres en Almazán, y Blasco cita un alfar en Muriel de la Fuente. No se si me dejo alguno; de todos modos, y ya en edades más antiguas, el alfarero debía ser un elemento fundamental en todos los pueblos antiguos. En todas las excavaciones celtíberas siempre se encuentran pedazos de vasijas.

  2. Teresa permalink
    19 enero, 2014 6:56 pm

    De los poemas que mencionas el primero es el original, tal y como lo compuso Jiménez de Castro, poeta de Talavera de la Reina. Merece el reconocimiento de su autoría.

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